Auxilio a la Expedición de Shacketon - 1916

Fragmento de: EL PILOTO PARDO Y SHACKLETON
Luis Noziglia Barbagelata
Contraalmirante SN
http://www.revistamarina.cl/revistas/1993/5/shapipa.pdf
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Hundido el buque y ante la dramática situación, que no podía prolongarse por mucho tiempo, los expedicionarios resolvieron embarcarse, con el máximo de elementos salvados, en 3 botes disponibles, con los que hicieron rumbo al oeste pretendiendo
llegar a la Tierra de Graham; sin embargo, las intensas
corrientes del mar de Weddell los empujaron al norte. Después
de recorrer más de 350 millas y de soportar grandes penalidades,
el 15 de abril de 1916 lograron tocar tierra en la isla
Elefante, la más septentrional del archipiélago Shetland del Sur,
al sureste del cabo de Hornos, aproximadamente en la
intersección del meridiano 55º oeste y el paralelo 61º sur.
El aislamiento y los escasos víveres que quedaban hicieron ver
con realismo la dificultad de sobrevivir otro invierno, por lo
que se resolvió que Shackleton, embarcados con cinco de sus
compañeros en uno de los botes, saliera arriesgadamente a pedir auxilio a la isla Georgia del Sur. Llegado a ella, el 10 de mayo,
en la bahía de Grytwiken logró equipar el pequeño ballenero
Southern Sky, con el que zarpó al rescate de los 22 náufragos restantes; este buque no pudo superar los temporales y los
grandes hielos, por lo que se dirigió hacia las islas Malvinas, logrando llegar el 31 de mayo a Port Stanley.
Desde aquí el audaz e incansable jefe telegrafió al mundo
pidiendo auxilio. Inglaterra estaba seriamente
comprometida en un gran conflicto y no podía preocuparse de
unos náufragos perdidos en los mares antárticos, pero constestó
el Uruguay enviando el ballenero Instituto de Pesca Nº 1, el
que llegó a treinta millas de su destino pero ante la
imposibilidad de superar el pack-ice regresó a las Malvinas. Shackleton no se desalentó y ahora, con la esperanza puesta
en Chile, acompañado de sus cinco hombres tomó el barco de la correspondencia que lo llevó a Punta Arenas. En este puerto la colectividad británica contrató a la goleta Emma, la que zarpó
al sur escoltada en la primera parte de su navegación por la escampavía Yelcho, facilitada por las autoridades chilenas;
averiada seriamente la goleta, por impacto de los témpanos de
hielo, debió regresar sin haber podido cumplir su misión.
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